En estos tiempos que corren, y llevan corriendo ya tiempo, son muy frecuentes las consultas del tipo “no puedo dormir”, “estoy fatal de la ansiedad”, “tengo mucha angustia”, “a ver si me manda algo para los nervios”…
Evidentemente, en algunas ocasiones, podemos hablar un cuadro de ansiedad pero ¿en cuantas de ellas estamos hablando simplemente de un proceso de adaptación o de reacción a unas circunstancias vitales nuevas o complicadas?
En esta y siguientes entradas, trataré de analizar cómo podemos afrontar estas circunstancias tan frecuentes medicalizando lo menos posible, evitando la “medicalización de la vida” porque, Pastillas las justas
Vengo a que me mande algo para dormir, que últimamente no pego ojo.
¿Y qué es lo que le quita el sueño?
Uy… no sé, imagino que los problemas, que llevo un año que no veas entre lo de estar sin trabajo, los niños, la enfermedad de mi padre…
Parece lógico que con tantas preocupaciones pueda ser difícil conciliar bien el sueño, ¿no? Eso es como ocurría el día antes de un examen…
La verdad es que sí. La cabeza, que no para…
¿Sí?. ¿Le ocurre que, por las noches, al meterse en la cama empieza a darle vueltas a la cabeza y a pasar todos los problemas uno tras otro?
¡Así me paso toda la noche!
Suele ocurrir, ¿sabe lo que pasa?. Que a veces durante el día queremos evitar pensar en esas cosas que nos preocupan, que nos angustian, tratamos de “no pensar”… y en cuanto acaban las distracciones ¡zas! el cerebro empieza a recuperar el tiempo perdido.
Ya…
¿Cuando fue la última vez que se paró un rato durante el día, sentado en una mesa, con papel y lápiz, a pensar sobre esos problemas que le preocupan, a analizarlos y a ver posibles soluciones o tomar decisiones concretas?
¿Sentarme a pensar? No.
Suele ser útil. Siéntese un rato, parece razonable que de las 24 horas que tiene el día dediquemos al menos 20 o 30 minutos (¡qué menos!) a pensar sin distracciones en esos aspectos que más nos preocupan de nuestra vida. ¡Y así poder tomar decisiones!. Si no lo hacemos, por la noche, cuando estemos bajos de guardia, el cerebro lo hará por nosotros…
Eso sí
Con un problema, ¿se ha dado cuenta de que le pensamiento ese de la noche que no le deja dormir, además es como un círculo vicioso, se repite una y otra vez y no lleva a nada?
Sí, es angustioso, por eso no puedo pegar ojo.
Pues le invito a que lo haga, busque ese rato, escriba en un papel cada una de sus preocupaciones y analícelas: posibles soluciones, pros y contras, qué opciones reales tengo… qué voy a empezar a hacer mañana mismo para empezar a sentirme mejor.
Vale, lo haré.
Creo que puede ayudarle.
Y, por si una noche no hay manera, ¿puede mandarme alguna medicación?
Le invitaría a seguir los consejos para dormir bien, quizá darse esa noche una ducha caliente, tomar una infusión… y, en último caso, tomar una medicación sabiendo que no debe ser algo habitual, porque son medicaciones que generan dependencia y, a la larga pueden traer problemas.
Gracias, doctor…
Hablamos en 2 ó 3 semanas y me cuenta cómo va.
“No pienses en cómo arreglar tu insomnio, piensa qué es lo que te quita el sueño”
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