domingo, 15 de noviembre de 2015

MEDICINA FAMILIAR EN ARAUCANIA NORTE

Por Ana María León. Médico de Familia.
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Angol, hermosa ciudad conformada por cerca de 55.000 habitantes, ubicada  las faldas de la cordillera  Nahuel-buta. Angol que en mapudungun significa “subir a gatas”, acoge actualmente el desarrollo de la especialidad que se dedica a las personas: la medicina familiar.

En la plaza ciudadana de la villa Huequén, lugar de entrada a la comuna, se desarrolló la feria ciudadana de la familia y la comunidad. Algunos de los médicos familiares de la ciudad nos ubicamos ahí con el stand de “Medicina familiar”. Con la representación del ciclo vital familiar y la presentación  de los médicos familiares formados en la ciudad, construimos  nuestra línea de vida. 

Debo recalcar, que el arte que pudimos presentar no fue de autoría de nuestra, sino de nuestro psicólogo, tutor de la formación de médicos de familia y de  Daniela, hija de médicos familiares. Al parecer el arte no lo desarrollamos tan bien , pero si las ganas de relatar a quien quiera escuchar, que apostamos por la especialidad médica que se dedica a las personas , que no se limita a los órganos del cuerpo, o a los síntomas aislados, y que busca alianza en las familias y en las comunidades.


No me sorprendió ser testigo de cómo las familias y dentro de las ellas, los niños y adolescentes muy en especial, tienen bastante claridad sobre lo que significa el concepto de ciclo familiar, un grupo de personas que se juntan por amor o por condición o que aunque no se junten generan un espacio que otorga amor, percepción de seguridad, a veces ejemplos a seguir, pero que no siempre se mantendrán juntas pues como todo ciclo, experimenta el cambio , el envejecimiento, y el nacimiento de nuevos ciclos:  Familia en formación, familia en expansión, familia en dispersión y familia en extinción, era lo que representaba nuestro “reloj familiar”.


Pareciera que las poblaciones han perdido la esperanza y al hablarles de “este nuevo estilo” de ejercer la medicina, una medicina que no trabaja sola, sino que se potencia con los barrios con las comunidades, con el inter-sector, que hace alianza con la promoción y la educación, genera en ellos una percepción de que “es imposible” , que es “lejano” , pero “deseable” y que si fuera el deseo de muchos y no de pocos , generaría un cambio en nuestra sociedad.

 Fue entonces cuando me pregunté por el origen de la medicina en el mundo , en Latinoamérica y en Chile, y pude concluir 2 aspectos importantes: Primero, que Chile es uno de los últimos países de Latinoamérica en apostar por la especialidad , y segundo, que la decisión de implementación en otros países obedeció a dos motivos fundamentales, lo colocó el estado como la principal  política  y la base del sistema de salud, y la comunidad lo solicitó ante la desesperanza obtenida de una medicina deshumanizada , tecnológica y poco centrada en las necesidades de las personas y sus familias, que les llamaba a pedir un médico empático, cercano, tolerante, y respetuoso de la diversidad.


¿Quién impulso la medicina familiar en Chile? No fue el estado, no fue la comunidad, fue el sector educación a través de la búsqueda de un espacio de práctica universitario para los profesionales que se desempeñarían en atención primaria. ¿Y de la comunidad? La verdad, pienso que está un poco mareada con el ofrecimiento y el eslogan que vende que mientras “más especialistas” existan , más probabilidad de sentirse sano o sana tendrá, como diría el  Dr. Juan Gervás, una completa expropiación de la salud a las personas.


En resumen, he concluido después de esta experiencia, que la comunidad general, al menos en mi provincia, no conoce “quien es el médico de familia”. Si solicita y si quiere, empatía, cercanía , y buen trato; destacar que la “resolutividad” como concepto, no está en su lenguaje, esa fue una palabra inventada por nosotros, el sector salud, que actualmente es comparable casi a contar con la varita mágica del “ser saludable”, pues pareciera que se espera que los médicos seamos magos de la medicina.



Por todo lo descrito, los invito a  que modifiquemos un poco el rumbo, ante oídos sordos, busquemos nuevos caminos, busquemos oídos que si quieran escuchar, que si desean colaborar en la co-construcción de un nuevo concepto de salud, un concepto en donde el médico no es el árbitro que decide quien está o no está sano, un concepto donde el médico es un actor más, en comunidad que coopera y hace alianza con el inter-sector. Hagamos diálogos ciudadanos de pequeños grupos poblacionales, donde podamos modelar este concepto, donde las personas conozcan que hay una forma diferente de ejercer la medicina y que así sepa pedir cual es el especialista que más conviene al sector salud de atención primaria.

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