Un nuevo libro virtual de acceso gratuito sobre temas fundamentales para la práctica diaria del médico de familia. Saber y saber hacer son habilidades que van de la mano, que se aprenden para ser utilizados en la práctica de la medicina.
Lo que distingue a la Medicina Familiar de las especialidades lineales y hace diferente su práctica son los fundamentos y principios que la sostienen. De allí que su conocimiento y manejo sean indispensables para el médico de familia. Saber y saber hacer son habilidades que van de la mano, que se aprenden para ser utilizados en la práctica de la medicina. Frente a un paciente que consulta por hipertensión arterial, “saber” el tratamiento correcto de la hipertensión es solamente una parte del saber que un médico de familia aplica al tratamiento de su paciente hipertenso. En la concepción kantiana (1), los principios «a priori» de la acción, la razón práctica, es distinta para un abordaje especializado tradicional que para el abordaje de un médico de familia porque el de éste incluye inevitablemente los principios que le son inherentes.
Durante muchos años en numerosas publicaciones, foros internacionales y consultorías a organizaciones públicas y privadas que prestan servicios de salud a la gente, y a instituciones educativas que forman médicos de familia, he debido explicar nuestras semejanzas y diferencias con la atención primaria de la salud y con la medicina especializada o altamente compleja. La primera, tomada casi siempre desde una posición simplista como atención de la salud para pobres o para el sistema público de servicios, y la segunda, considerada casi siempre como eldesiderátum de la medicina de alta calidad científica. También he intentado trazar un paralelo con la medicina generalista cuyo movimiento actual tiene en algunos países más connotaciones ideológicas que fundamentos científicos.( 2, 3)
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Son precisamente los principios y fundamentos de nuestra disciplina los que nos distinguen de los mencionados tipos de abordajes a la atención del paciente.
Los contenidos aquí incluidos deberían ser manejados por los médicos de familia cualquiera sea el país o la cultura donde trabajen, con independencia del tipo de problemas de salud que les toque atender. No importa si éste es un hipertenso o aquél un asmático, el médico de familia deberá considerar a la persona total en su dimensión biopsicosocial, en su contexto familiar y comunitario, reconocer las emociones incluyendo las propias y comprender las relaciones del paciente con su familia y con el médico. Esto da una idea de la complejidad de la enfermedad en la forma en que es abordada en la consulta de medicina familiar.
Los contenidos aquí incluidos deberían ser manejados por los médicos de familia cualquiera sea el país o la cultura donde trabajen, con independencia del tipo de problemas de salud que les toque atender. No importa si éste es un hipertenso o aquél un asmático, el médico de familia deberá considerar a la persona total en su dimensión biopsicosocial, en su contexto familiar y comunitario, reconocer las emociones incluyendo las propias y comprender las relaciones del paciente con su familia y con el médico. Esto da una idea de la complejidad de la enfermedad en la forma en que es abordada en la consulta de medicina familiar.
Contribuyen a explicar los principios, fundamentos y características de la Medicina Familiar personalidades reconocidas como autoridades y expertos en los temas respectivos. Macaran Baird, Stephen Spann y Robert Taylor (EEUU), John Feightner, Brian Hennen y Ian McWhinney (Canadá), Tomás Owens (Panamá), Pilar Vargas Restrepo (Suecia) y Amando Martín Zurro (España).
Uno de los hechos notables, muchas veces olvidado, es que la Medicina Familiar no surge por generación espontánea sino que tiene una historia. Como lo expresa Owens, tiene sus precursores, pensadores de fuste, que con su análisis y razonamiento profundos han sentado, en el terreno científico y en el social, las bases de lo que es hoy la Medicina Familiar.
Identifica de un modo sintético, las ideas de algunos de los prohombres de Europa y América, como John Fry, Gayle Stephens, Michael Balint, Ian McWhinney, Lynn Carmichael, cuyo pensamiento nos conmueve y maravilla todavía por su fuerza y actualidad.
Nacida de la vieja práctica general de la primera mitad de este siglo, de la experiencia recogida durante largos años por médicos, pacientes y comunidades, el movimiento de médicos generales debió aggiornarse para poder sobrevivir en un mundo médico poblado cada vez más por especialistas y subespecialistas. Algunos médicos visionarios percibieron con claridad este reclamo social y haciéndose eco del mismo lideraron los esfuerzos de cambio. Podemos afirmar con certeza absoluta que la Medicina Familiar surgió como respuesta a una necesidad social.
Identifica de un modo sintético, las ideas de algunos de los prohombres de Europa y América, como John Fry, Gayle Stephens, Michael Balint, Ian McWhinney, Lynn Carmichael, cuyo pensamiento nos conmueve y maravilla todavía por su fuerza y actualidad.
Nacida de la vieja práctica general de la primera mitad de este siglo, de la experiencia recogida durante largos años por médicos, pacientes y comunidades, el movimiento de médicos generales debió aggiornarse para poder sobrevivir en un mundo médico poblado cada vez más por especialistas y subespecialistas. Algunos médicos visionarios percibieron con claridad este reclamo social y haciéndose eco del mismo lideraron los esfuerzos de cambio. Podemos afirmar con certeza absoluta que la Medicina Familiar surgió como respuesta a una necesidad social.
Según lo describió el sociólogo Naisbitt, su aparición expresa una megatendencia de la sociedad, la necesidad de más contacto humano como reacción al mundo tecnológico que la envuelve (4). Pero coincide también con un cambio de paradigma de la ciencia que pasa de un enfoque reduccionista a uno sistémico y, en medicina específicamente, de un enfoque biomédico a un enfoque biopsicosocial.(5) Después de varios decenios cuando lo que existía como “sistema de servicios de salud” estaba formado por un número de médicos más o menos dispersos y algunos hospitales, se organizan después de la segunda posguerra los sistemas de atención de la salud, comenzando en el Reino Unido con la creación del Servicio Nacional de Salud y el derecho para todo ciudadano de acceder a esos servicios. En los Estados Unidos se desarrollan con gran fuerza los grandes centros médicos basados en la concentración de especialistas y subespecialistas, dotados de una tecnología cada vez más compleja. En los países subdesarrollados la influencia vira del patrón médico europeo al modelo americano lo que hace que aún en los países más pobres los sistemas de servicios de salud se organicen en base a hospitales, especialistas y tecnología. Son sistemas de servicios de salud hospitalocéntricos.
Sin embargo, la experiencia va dejando cada vez más claro que más médicos y más hospitales no significan más salud y que complejidad no es igual a calidad (6). En las postrimerías del siglo estamos de nuevo enfrentados a un profundo cambio en la estructura y funcionamiento de los sistemas de salud que consiste en poner el acento en la organización de servicios de atención primaria de alta calidad en los cuales juega un papel preponderante un nuevo tipo de recurso humano: el médico de familia. Es la transformación que nos llevará de la mano a la atención de la salud del siglo XXI.
Prof. Dr. Julio CeitlinPresidente del CEMF “Ian McWhinney”
Prof. Dr. Julio CeitlinPresidente del CEMF “Ian McWhinney”
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