lunes, 17 de octubre de 2016

Dolores del alma

Alfonso Vidal
Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón.este artículo se publicó en España en la página de ConSalud.es el viernes 14 de octubre 2016
























“Hay razones del corazón, que la razón no entiende”, dijo el matemático Blas Pascal, coetáneo de Descartes, e inmersos ambos en el clima cultural del Racionalismo y el Barroco. Nuestro autor de cabecera se refería al conocimiento que aporta el corazón con sus intuiciones, certezas que la razón, como tal, no podía dar.

"El dolor no es un arte, ni una suerte, sino una patología y ni siquiera, pues cada paciente podría describirlo de una manera diferente"
Tratar de definir el dolor es fácil desde un punto de vista médico, pero seguro que un poeta, un novelista, un escultor, un pintor, un cantante, etcétera, lo harán de manera diferente quizá por su sensibilidad artística. La sensibilidad es parte de la condición humana, de la que los médicos formamos parte, a nosotros también nos duele, pues carecer de sensibilidad nos privaría del tacto con los pacientes, que tanta empatía precisan, pero nuestra vocación no está ligada con el arte, sino con la ciencia.

El dolor no es un arte, ni una suerte, sino una patología y ni siquiera, pues cada paciente podría describirlo de una manera diferente, hasta el punto de hacernos creer que no es uno ni trino, sino múltiple, poliédrico, de muchas caras y aristas cortantes, es un dios de muchos rostros, y se manifiesta según el organismo vivo que parasite.


Podríamos pensar que el dolor de los dolores es el dolor del alma, pues su punción es infinita y rara vez tiene cura, sólo el tiempo alivia sus efectos, el tiempo y el olvido que liman y erosionan hasta dejar llano lo que fue un relieve con forma de problema. En los momentos más críticos nos encontramos solos en nuestra mismidad, solos frente al universo que acogota y oprime nuestra existencia hasta hacerla insoportable, pero siempre hay una luz al final del túnel que nos enseña el camino a seguir para nunca volver atrás.

"Conmemoraremos que un día al año algunos pocos se acuerdan de lo que otros sufren los 364 días restantes"
El alma es traicionera y juega malas pasadas, pero no está al alcance de los terapeutas del dolor sanar ni aliviar sus golpes, más ligados al destino cruel que a la frecuencia cardiaca, pero no está en manual de analgesia alguno, sino más bien reflejado en las canciones, cuadros, libros, esculturas, que jalonan nuestra vida cultural.

El próximo día 17 de octubre celebraremos el Día Mundial del Dolor sin artificios ni festejos, sin pompa ni circunstancia, sin charanga ni pandereta… Sólo conmemoraremos que un día al año algunos pocos se acuerdan de lo que otros sufren los 364 días restantes y que muchos especialistas sondeamos toda una vida para aminorarlo y si es posible erradicarlo.

Decía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer que “el dolor es esencial para la vida y no proviene del exterior, sino que cada uno lo llevamos dentro de nosotros mismos, como un manantial que no se agota”. Luchemos hoy, mañana y siempre por distanciarnos de tan incómodo compañero de viaje, pues el viaje más hermoso es aquel en el que decidimos voluntariamente el dónde, el cómo, el cuándo, pero sobre todo… el con quién.

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