lunes, 4 de julio de 2016

Documento de consenso sobre la deshabituación alcohólica

Los médicos de familia nos encontramos en una situación privilegiada para detectar e intervenir en conductas de riesgo relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas, es decir, con el consumo de drogas. Los cambios en el perfil del consumidor, la «normalización» en el consumo, el patrón de consumo ligado a la fiesta, la no vinculación del consumo a la delincuencia y la demanda creciente de asistencia médica por problemas derivados del consumo de sustancias diferentes a la heroína son ejemplos obvios que obligan a que Atención Primaria (AP) tenga que desempeñar un papel mucho mayor en relación con los problemas asociados con las drogas que el que hasta la fecha ha desarrollado, con el compromiso de los profesionales que trabajamos en ella.
La gran accesibilidad y el hecho de ser la principal puerta de entrada al sistema sanitario, el abordaje integral de los problemas de salud, la continuidad en los cuidados, las actividades de prevención y promoción de la salud, la integración en el sistema y la coordinación con otros niveles y recursos (en este caso, con la red específica de atención a las drogodependencias), la atención familiar y comunitaria, el trabajo en equipo interdisciplinario, la calidad de los profesionales, su capacidad docente e investigadora y todas las características que definen la Atención Primaria de Salud (APS) son precisamente las características imprescindibles para una mayor implicación en el manejo de las conductas adictivas1, el nuevo programa de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria supone una oportunidad única para hacerlo
En relación con las conductas de riesgo adictivo, el programa vigente de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria contiene un área competencial (figura 1). Realizar una correcta y completa historia clínica e investigar posibles consumos de drogas es una actividad prioritaria de los profesionales que trabajan en AP con un nivel de responsabilidad máximo.
Así se podrán diagnosticar posibles consumos de riesgo, consumos perjudiciales (trastornos asociados a los consumos) y posibles dependencias. La efectividad de los consejos adecuados al consumo, las intervenciones mínimas e incluso los tratamientos de desintoxicación y deshabituación de las diferentes drogas está cada vez más contrastada.

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