miércoles, 7 de agosto de 2019

Docencia en APS: Experiencia de una Visita Domiciliaria Integral


Fuimos al departamento donde vive una paciente centenaria, por solicitud de su cuidadora que tenía nada más y nada menos que 80 años. El motivo de la visita fue porque la paciente sufría constantemente de dolor en su pie derecho producto de una placa de titanio que fue colocada para reparar una fractura hace más de 10 años, la cual nunca fue removida. Al preguntarle a su cuidadora, sobre la medicación de la paciente, se dio cuenta que la dosis de paracetamol que le estaba dando no era la correcta y que se había equivocado “por distraída”. Inmediatamente sale de la pieza de donde estábamos y comienza a llorar, pidiéndonos ayuda.
La cuidadora, se veía sobrepasada por los cuidados que necesitaba la paciente, ya que ésta es 100% dependiente, por lo que no sabe qué más hacer.
Refiere que recibe apoyo de una de sus hijas con la cual vive, quien la ayuda solo económicamente, mientras que la Sra dispone 100% de su tiempo y energía en el cuidado de la paciente. Además comenta que la ayuda de otra cuidadora a la cual le paga por 2 días a la semana, pero que actualmente, como están con problemas económicos, están pensando en prescindir de sus servicios pronto.
Las tres viven en buenas condiciones, en un departamento limpio con todas las necesidades básicas cubiertas (Luz, agua, gas). Se nota que existe una preocupación hacia la paciente, que la quieren y la cuidan. Se preocupa que tome todos sus medicamentos, de su alimentación, de sus cuidados personales, pero todo este trabajo para una cuidadora longeva ha sido bastante agobiante y estresante, al punto de colapsar al frente del equipo que la visitó. Nos contó que la paciente no tiene contacto ni relación con ningún familiar y que tampoco tiene amigos cercanos. Nunca se casó ni tuvo hijos y no tiene relación con sus hermanos ni sobrinos desde hace años, por lo que la cuidadora y su hija son las personas más cercanas que tiene.

Se conversó con la cuidadora para que supiera que el CESFAM la apoyaría, que su caso se vería en la próxima reunión y que pronto una asistente social la visitaría. Además le contamos que existen el programa “Respira” y que se podría conversar con la municipalidad para obtener apoyo por parte de ellos.
Al despedirnos, pese a seguir emocionalmente lábil se mostró agradecida por el apoyo recibido.
El plan en este caso, además del programa Respira y del apoyo Municipal para aportar al financiamiento de una cuidadora, debería hacerse en cuanto antes la visita por la asistente social, realizar una Valoración geriátrica integral a ambas adultas mayores y buscar a familiares de la paciente en caso de que la cuidadora desista de los cuidados, ya que legalmente le corresponde hacerse cargo al familiar más cercano.

Cristóbal Farrú Oliva
Interno de Medicina
Universidad de los Andes

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