Han pasado varios días desde que
estuve compartiendo con ustedes,
compañeros de viaje, lindas experiencias; en mi memoria quedan gratos
recuerdos, evoco las palabras, la calidez de todos, pero, por sobre todo viene
a mí una palabra: ESPERANZA
De cada relato y de cada vivencia
puede resaltarse cuán importante es la labor que cada Médico de Familia
desempeña en su día a día, el valor de la Medicina de Familia y Comunidad,
todos de acuerdo.
Con la adaptabilidad que nos caracteriza,
con la conciencia de tener una de las disciplinas más complejas por desempeñar,
nos abrimos paso a los interrogantes más comunes durante un congreso: vamos a
comparar si estamos mejor o peor que los demás. Tal vez nos quede una desazón
si encontramos que en cierto campo no hemos avanzado tanto, o nos emocionamos
si vemos que hemos logrado sortear dificultades propias de cada lugar.
Buscamos fuera de nosotros pero
siempre retornamos a nuestro nuevo comienzo; no estamos mejor o peor, estamos
pasando por una etapa y una época diferente, con todas nuestras características
socio-culturales, en nuestro contexto, al igual que nuestros pacientes, sus
familias y comunidades. Y todo vuelve como una espiral infinita, a comenzar.
Cualquier política se puede caer, las
personas, desfallecer. ¿Por qué están fracasando los sistemas sanitarios del
mundo? ¿Son las personas, son los malos gobiernos, sus malas decisiones,
inequitativas; son débiles los sistemas y sus estructuras que se han construido
a través de los años sin bases sólidas, sin objetivos claros y sin tener en
cuenta al individuo, su reconocimiento y su dignidad?
Experiencias como la de España y
Brasil con recorte presupuestal y aniquilación de la Atención Primaria fuerte
son evidencia que no estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo? Acaso algunos
países latinoamericanos que nunca han ejercido la Atención Primaria y que
tienen un concepto errado de la misma pensando en el modelo
curativo-hospitalocéntrico deberían por lo menos poner su primera piedra? Ya es
tiempo, el tiempo es inexorable.
Reconocernos en crisis nos hará más
fuertes o nos llevará a la extinción; que
no sea “el fin de la era del compromiso mutuo”, que sigamos aportando nuestro
granito de esperanza, con la sumatoria de acciones locales para, que con la
fusión de voluntades podamos generar el cambio y la permanencia de, quizás, la
más humana de las disciplinas.
Por ahora a seguir contagiando
entusiasmo por la Medicina Familiar y Comunitaria, es hora y tiempo de ejercer
el liderazgo que nuestra especialidad merece.
Dra, Catalina Coral
Médico Familiar
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